“Yo soy quien te manda que tengas valor y firmeza. No
tengas miedo ni te desanimes. Porque yo, tu Señor y Dios estaré contigo
dondequiera que vayas”. (Josué 1:9)
Cuando
Moisés murió, Dios eligió a Josué para que guiara a su pueblo a la tierra
prometida. Pero antes le dio una promesa de bendición, que le daría toda la
tierra donde ellos pusieran sus pies. Le prometió que nadie lo derrotaría y que
lo cuidaría como cuidó de Moisés. Sin embargo lo manda a que tenga valor y
firmeza. Y es que cuando hacemos la voluntad de Dios, ÉL nos manda a que seamos
valientes, pues nos ha capacitado para cumplir con el propósito por el cual que
hemos sido creados.
En
el versículo 7 y 8 El Señor le dice: “Lo único que te pido es que tengas mucho
valor y firmeza, y que cumplas toda la ley que mi siervo Moisés te dio.
Cúmplela al pie de la letra para que te vaya bien en todo lo que hagas. Repite
siempre lo que dice el libro de la ley de Dios, y medita en el de día y de
noche, para que hagas siempre lo que este ordena. Así todo lo que hagas te
saldrá bien.”
El
Señor nos manda a que conozcamos de su palabra. ÉL es un Dios de orden y por
esa razón estableció las leyes dadas a
Moisés, pues a pesar de que los Israelitas era su pueblo elegido, sabía que era
un pueblo rebelde. ÉL demanda
obediencia, y por esa razón nos has dejado su palabra para que la obedezcamos y
la vivamos. En el antiguo testamento todo era regido por la ley, pero Dios
sabía que era imposible que la cumpliéramos por causa del pecado, y en su gran
amor y misericordia envió a su hijo Jesucristo para que fuéramos redimidos por
gracia a través del sacrificio en la
cruz al dar su vida por la nuestra.
En
el nuevo testamento El Padre nos revela su amor por medio de su hijo Jesús al salvarnos, pero también nos revela su
voluntad en cada área de nuestras vidas. El
cuida de cada detalle en nosotros
si se lo permitimos. Su palabra es para conocerla, creerla y vivirla. No es para
escucharla de vez en cuando, tenerla de adorno y creer que es mágica si la
tenemos abierta, empolvándose. Es en ella donde aprendemos a conocer la
voluntad del Padre. En ella encontramos todas las promesas que El Señor no has
dado para una vida victoriosa.
Cuando
nos manda que tengamos valor y firmeza,
es que nos esforcemos por cumplir sus mandatos y no temamos a nada ni a nadie,
a pesar de los ataques, las críticas, o
los obstáculos que se nos presenten, pues es con la fe que obtendremos lo
prometido. Cuando nos hemos arrepentidos
de nuestros pecados y le hemos rendido nuestro corazón a Jesús, pasamos a ser templo
del Espíritu Santo y es ÉL, quien nos fortalece y nos impulsa a realizar el
plan de Dios en nuestras vidas.
“¿Acaso no saben ustedes que son templo de Dios, y que el
Espíritu de Dios vive en ustedes?” (1 Corintios 3:16)
Todos
deseamos sentirnos realizados en la vida, saber que hemos logrado cumplir
nuestros sueños, metas y propósitos. Pero no siempre es así. Muchas veces se
han obtenidos logros, en lo profesional, empresarial, familiar y social, y sin embargo no se es
feliz. Otras veces la lucha es dura, aunque se trabaje duro y se espere ver la
recompensa, nunca se sale de la situación difícil en que se vive.
Cuando
el tiempo pasa y las cosas no salen como esperamos y lo único que tenemos es
fracaso en los negocios, desempleo, frustraciones en los trabajos, familias
disfuncionales o la amistad traicionada, es cuando nos damos cuenta que algo
está mal. Si tenemos todo y no somos felices o nada nos sale y estamos frustrados,
hay algo que no encaja, pues uno de los frutos del Espíritu Santo es el gozo y si no lo tenemos, quiere decir que estamos
haciendo cosas fuera de la voluntad de Dios.
Es
importante conocer la voluntad de Dios en nuestras vidas, de esta manera sabremos
como esforzarnos para cumplirla y tener la valentía de enfrentar cualquier
adversidad.
Muchas
veces tenemos que tener la valentía de renunciar a cosas o personas que impiden
la bendición en nuestras vidas. Examinemos concienzudamente nuestra vida, chequeemos
aquellas cosas que nos impiden avanzar y obtener los frutos de nuestros
esfuerzos. Veamos cómo está nuestra relación con el Señor, si realmente lo
estamos amando y creyendo en ÉL, o si hay en nosotros un espíritu de
religiosidad al cumplir con todos los rituales de la iglesia, pero nuestra fe
está muerta. O tal vez el orgullo nos ha cegado y pensamos que por nuestros
propios méritos lograremos las cosas. Quizás
si lo logremos, pero nunca tendremos el gozo y la paz que proviene de Dios
cuando estamos siendo guiados por ÉL.
“Porque no nos ha dado un espíritu de cobardía, sino de
poder, amor y dominio propio” (1 Timoteo 1:7) Versión
Biblia las Américas
Es
maravilloso saber que tenemos poder para vencer cualquier circunstancia, el
poder lo obtenemos con la oración y la
fe. Nos ha sido dada la capacidad de amar, y cuando hay
amor somos fuertes. Dominio propio para
dominar toda tentación que nos haga caer
en las garras del temor y de la duda.
Recordemos
que Jesús venció a Satanás cuando dio su vida por nosotros. Él nos libertó, por
lo tanto somos libres. La cobardía y el
temor son infundadas por el diablo y no pueden tener acogida en nuestras almas.
¡Bendiciones!
Nota: Versículos tomados de La Biblia versión “Dios habla hoy”