Vistas a la página totales

jueves, abril 07, 2016

Mujer de temple

“Se reviste de fuerza y dignidad, y el día de mañana no le preocupa. Habla siempre con sabiduría y da con amor sus enseñanzas”. (Proverbios 31.25.26) 

Podemos ver que la mujer virtuosa de proverbios 31 se caracteriza por la templanza, que es tener dominio propio sobre sí misma, y es un fruto del Espíritu Santo. Una mujer con dominio propio reacciona equilibradamente ante las situaciones que le presenta la vida, pues tiene la capacidad de controlar sus emociones y dominar los impulsos que la puedan hacer actuar con necedad.

Todas las mujeres tenemos la emociones a flor de piel, eso nos hace especiales, ya que somos sensibles a sentimientos nobles si estamos sujetas al Espíritu Santo. Pero cuando actuamos por nosotras mismas y damos rienda suelta a nuestros impulsos,  somos capaces de causar mucho daño, ya que nos volvemos hirientes y somos causa de resentimientos en las personas que nos rodean. En cambio, lo que el Espíritu produce es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ninguna ley que condene cosas como éstas. Y los que son de Jesucristo, ya han crucificado la naturaleza del hombre pecador junto con sus pasiones y malos deseos. Si ahora vivimos por el Espíritu, dejemos que también el Espíritu nos guíe (Gálatas 5.22.25)

Jesús conocía la naturaleza humana, sabía que por sí solo era imposible que el ser humano se sujetara y cumpliera con sus mandatos. Y en su gran amor y misericordia al dar su vida por la nuestra, no nos dejó solos, nos dejó al consolador y ayudador para que a través de Él se desarrollaran los frutos que se manifiestan en una vida que ama a Dios.

“Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos. Y yo le pediré al Padre que les mande otro defensor, el Espíritu de la verdad, para que esté siempre con ustedes. Los que son del mundo no lo pueden recibir, porque no lo ven ni lo conocen, porque él está con ustedes y permanecerá siempre con ustedes”. (Juan 14. 15.17)

El Espíritu Santo nos revela cuando no estamos actuando de manera correcta, debemos confrontarnos a nosotras mismas cuando nuestras emociones y los impulsos de orgullo y egoísmo nos están separando de una relación plena con Dios y con las personas que están en nuestras vidas. Muchas veces el orgullo nos ciega y no podemos ver con claridad en que estamos fallando y buscamos la vía más fácil que es acusar a los demás. Pero el Señor desea que seamos como la mujer virtuosa que se reviste de fuerza y dignidad para reconocer con humildad nuestro pecado y arrepentirnos, pues Él siempre está ahí para perdonarnos y darnos su amor.

Una mujer digna se comporta con respeto a sí misma y a los demás, y por esa razón debemos dominar nuestras emociones de ira, celos, envidia, chisme, hipocresía, no  hablar más de lo debido ni levantar calumnias. Ganemos el respeto que merecemos como hijas de Dios, honrándole a Él y pidiéndole al Espíritu Santo que sea nuestro guía y que nos revele el pecado para que podamos arrepentirnos y ser libres y tener una vida victoriosa.

Recordemos que hemos sido salvas por gracia. Jesús al dar su vida por nosotros nos hizo libres, se llevó el pecado juntamente con Él. Pero depende de nosotros mantener esa libertad, y para eso nos fue mandado el Espíritu Santo, para ayudarnos a vencer las debilidades, pero antes debemos reconocerlas y trabajar en ellas. No contristemos al Espíritu Santo que vive en nosotros.

Si todavía no le  hemos abierto nuestro corazón a Jesús,  digámosle: Señor Jesús, vengo ante ti para pedirte perdón por todos mis pecados, moriste en la cruz para que fuera salva y tenga la vida eterna, pero mientras yo esté en esta vida,  permíteme ser portadora paz y amor donde tú quieras que yo esté.

Amén


Nota: Versículos tomados de La Biblia versión “Dios habla hoy”