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viernes, noviembre 29, 2019

Contra toda esperanza...


"Yo sé los planes que tengo para ustedes, planes para su bienestar y  un futuro lleno de esperanza. Yo, el señor lo afirmo. Entonces ustedes me invocarán, y vendrán a mi en oración y yo los escucharé". ( Jeremías 29: 11 )

Esperanza proviene de la palabra esperar, es estar en espera de algo que se cree que va a ocurrir. Es aliada de la fe, pues la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve; para tener esperanza, primero hay que tener fe.

Cuando se cree en una palabra dada por alguien que nos ha prometido algo, entramos en un estado de espera para recibir el cumplimiento de esa promesa. Pero muchas veces no es cumplida  porque el ser humano falla, miente o es de doble ánimo. Promete y después se arrepiente. Hay personas que honran su palabra y la cumplen, pero nunca podrán llenar todas las expectativas, pues como  humano, es limitado.

"Cuando ya no había esperanza, Abraham creyó y tuvo esperanza, y así vino a ser padre de muchas naciones, conforme a lo que Dios le había dicho: Así será el número de tus descendientes. ( Romanos 4:18)

Abraham es el padre de la fe, porque creyó sin cuestionar, ni contradecir a Dios. El Señor le dio la promesa de que de él saldría una innumerable descendencia; siendo él y Sara ancianos, y sin haber tenido hijos, creyó en su corazón y esperó el cumplimiento de esa promesa, de la cual salió la nación de Israel, el pueblo elegido, donde Dios escogió a María, una joven virgen y llena de gracia, para que su Hijo se encarnara en ella y viniera a este mundo como ser humano, siendo así verdadero hombre y verdadero Dios, para salvación de todo aquel que cree en Él, y le obedezca.

"Dios no es hombre para que mienta ni hijo de hombre para que se arrepienta" ( Números 23:19) 

Toda promesa de Dios se cumple, Él es fiel a si mismo y no se retracta. El Padre prometió a su Hijo para salvación del mundo, y lo cumplió. Jesús prometió que enviaría a el Espiritu Santo, y nos fue enviado para consolarnos, guiarnos, darnos su amor, fortalecer nuestra fe,  y la esperanza en las promesas.

" Hay tres cosas que son permanentes: la fe, la esperanza y el amor; pero la más importante de las tres es el amor"    (  Corintios 13:13 )  

Para tener fe y esperanza, primero debemos tener amor, sin amor no somos nada, es el fruto más importante que procede de Dios, Él es amor. Del amor se desprenden los demás frutos. No podemos decir que tenemos fe, si no amamos a Dios, y sino tenemos fe; tampoco tendremos esperanza, pues no sabremos que esperar.

" Pero el Señor los espera, para tener compasión de ustedes; él está ansioso por mostrarles su amor, porque el Señor es un Dios de justicia. ¡Dichosos todos los que espera en Él! ( Isaías 30:18)

El Señor nos ama a todos por igual, no hace acepción de personas; desea que lo amemos, lo honremos, le obedezcamos con humildad de corazón, pues la desobediencia trae consecuencias muy serias. Por tal razón nos ha dejado sus promesas escritas, para que la creamos y esperemos el tiempo que ha designado para cada una de ellas.

Dios es Omnipotente, Omnipresente y Omnisciente; y porque nos conoce, y conoce a nuestro enemigo, espera pacientemente a que nos rindamos a Él, para ser merecedores del cumplimiento de las promesas, pero que Satanás y sus demonios nos arrebatan, cuando nosotros les damos derechos legales, por desobedecer los mandatos que Dios estableció para manifestar su justicia y su poder sobre nuestras vidas.

Debemos mantenernos firmes en la fe y esperar pacientemente, la recompensa es dada a aquellos que tienen la certeza de recibir aquello que esperan.

 " Pero bendito el hombre que confía en mi, que pone en mi su esperanza. Será como un árbol a la orilla de un rio, que extiende sus raíces hacia la corriente y no teme cuando lleguen los calores, pues su follaje está siempre frondoso. En tiempo de sequía no se inquieta, y nunca deja de dar fruto" ( Jeremías 17:7.8 )

Esta es una maravillosa promesa que el Señor ha dado a aquellos que confían y esperan en Él. Un árbol plantado a la orilla de un rio, se desarrolla fuerte y saludable, se alimenta constantemente del agua y sus minerales, sus ramas son fuertes y da mucho fruto. Así nosotros, cuando confiamos plenamente en Él, somos alimentados con su amor, nuestra fe es fortalecida en tiempo de angustia, de enfermedad, de escasez, de crisis familiar, crisis de nación, etc. siempre estaremos confiados, con paz y gozo en nuestro corazón, y aunque la espera sea larga, esperaremos con la plena seguridad que lo que hemos pedido, llegará. 

" Por lo tanto mi Dios les dará a ustedes todo lo que les falte, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús" ( Filipenses 4:19 )

Dios es dueño de todo cuanto existe, nosotros le pertenecemos. Él nos hizo, por lo tanto conoce todas nuestras necesidades espirituales, emocionales, familiares, y materiales. Él desea bendecirnos y suplir la necesidad en cada área de nuestra vida, pero para eso debemos acudir confiadamente ante su trono en el nombre poderoso de su Hijo Jesús, en Él están las riquezas espirituales y también las materiales que nos permiten vivir en este mundo temporal, en el cual quiere que vivamos una vida bendecida y agradable de acuerdo a su voluntad.

"En aquel día ya no me preguntarán nada. Les aseguro que el Padre les dará todo lo que pidan en mi nombre. Hasta ahora, ustedes no han pedido nada en mi nombre: pidan y recibirán, para que su alegría sea completa" (16:23.24)

Es poderoso el legado que Jesús nos ha dejado, podemos acceder al trono del Padre en su nombre, por nosotros mismos no podemos porque nos separa el pecado, pero Jesús pago el precio con su Sangre, para que podamos disfrutar de la gracia a través de su amor, su perdón y la liberación de enfermedades y maldiciones que podemos obtener con la fe, esperando confiadamente que el propósito de nuestras vidas sea completado.

¡ Ten confianza en el Señor! ¡ Ten valor, no te desanimes! ¡Si, ten confianza en el Señor! (Salmo 27:14 )

¡Muchas bendiciones!

Versión Biblia: Dios habla hoy