"No se aflijan por nada, sino preséntenselo todo a Dios en oración; pídanle, y denle gracias también. Así Dios les dará su paz, que es más grande de lo que el hombre puede entender; y esta paz cuidará sus corazones y sus pensamientos por medio de Cristo Jesús."
(Filipenses 4:6-7)
La paz de Dios no depende de las circunstancias externas, sino de nuestra comunión con Él. Aun en medio de tormentas, pruebas y dificultades, podemos experimentar una paz sobrenatural que el mundo no puede ofrecer. Jesús nos lo prometió:
"Que el Señor de paz les conceda su paz siempre y en todas las circunstancias. Que el Señor esté con todos ustedes." (2 Tesalonicenses 3:16)
Es maravilloso todo lo que el Señor ha provisto para que tengamos una vida victoriosa. Pero lamentablemente las almas de muchos cristianos se encuentran atadas al temor, la inseguridad, la enfermedad, escases y falta de paz, porque no han entendido que el Espíritu Santo habita en ellos, por lo tanto, si Dios está con nosotros, nadie, ni nada puede estar en contra nuestra.
“¿Qué más podemos decir? ¡Si Dios está a nuestro favor, nadie podrá estar en contra nuestra! Si Dios no nos negó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó a la muerte por todos nosotros, ¿Cómo no habrá de darnos también junto con su Hijo todas las cosas? (Romanos 8:31.32)
Este es un tiempo de afirmar nuestra fe, caminar en el amor de Dios, y proteger nuestros corazones de todo aquello que nos arrebate la paz. Permitamos que el dulce amor de Jesús inunde nuestros corazones, llenándonos de fe y esperanza y para mantenernos firmes y victoriosos en este momento que se encuentra la humanidad.
“Pero en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó” (Romanos 8:37)
Si en este momento sientes ansiedad, preocupación o temor, es tiempo de rendirte a Dios y recibir su paz. No permitas que las circunstancias te roben lo que Cristo ganó para ti en la cruz. Confía en su amor, apóyate en su Palabra y recuerda que Él es fiel para cumplir sus promesas.
"El Señor bendecirá a su pueblo con paz."Salmo 29:11
Que esta paz divina guarde tu corazón y mente cada día.
¡El Señor te bendiga!