“Protéjanse con toda la armadura que Dios les ha dado, para que puedan estar firmes contra los engaños del diablo. Porque no estamos luchando contra gente de carne y hueso, sino contra malignas fuerzas espirituales del cielo, las cuales tienen mando, autoridad y dominio sobre este mundo oscuro. Por eso, tomen toda la armadura que Dios les ha dado, para que puedan resistir en el día malo y, después de haberse preparado bien mantenerse firmes” (Efesios 6:11:13).
Dios nos ha dado una poderosa armadura para mantenernos firmes en las
batallas que enfrentamos día a día. Por ignorancia a esta revelación en su
palabra es que muchas veces sucumbimos a los ataques continuos del enemigo, el que se encuentra acechando nuestras vidas y
a las vidas de las personas que más amamos.
Vivimos en mundo físico, pero lo que se mueve alrededor de nosotros es
un mundo espiritual, y por esa razón Dios nos mandado a protegernos con la
armadura que el dispuso para poder enfrentar las fuerzas invisibles del mal que
se disfrazan de diferentes maneras. Nos dice Pablo que éstas tienen mando,
autoridad y dominio sobre este mundo oscuro. Sabemos que vivimos en un mundo
caído desde que Adán y Eva desobedecieron,
y que de esa manera abrieron las puertas para que los espíritus del mal
tomaran control del maravilloso mundo que Dios había destinado a la humanidad.
Y como consecuencia todos hemos estado a merced de Satanás y sus demonios.
Pero Dios, en su gran misericordia, no se dio por vencido, y nos da una
nueva oportunidad cuando envió a su hijo Jesús para salvarnos.
"Pues Dios amó tanto al mundo, que dio a su hijo
único, para que todo aquel que crea en Él
no muera, sino tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para
condenar al mundo, sino para salvarlo" (Juan 3:16).
Por medio de Adán entró el pecado y la muerte, y por medio de Jesús, la salvación que nos lleva a la vida eterna junto con Él. Pero la salvación no consiste solamente en la
vida eterna. Dios quiere que en este mundo actual nosotros seamos más que victoriosas
en todas aquellas cosas que Él ha dispuesto para nosotros. El desea que seamos
felices, que tengamos salud, una familia unida y que no perezcamos de nada.
"Sabemos que Dios dispone todas las cosas para el
bien de quienes le aman, a los que de antemano Dios había conocido, los que
destinó desde un principio a ser como su Hijo, para que su Hijo fuera el mayor
entre muchos hermanos. Y a los que Dios destinó desde un principio, también los
llamó; y a los que declaró libre de culpa, les dio parte en su gloria"
(Romanos 8:28.30).
Todos hemos sido destinados a ser salvos, y con su muerte, Jesús nos
rescató y derrotó a Satanás. "Así
como los hijos de una misma familia son de la misma carne y sangre, así también Jesús fue de carne y sangre humana,
para derrotar con su muerte al que tenía poder para matar es decir al diablo"
(Hebreos 2:14).
Para poder ponernos la armadura de Dios y tomar la autoridad que Él ha
dado a sus hijos debemos primero romper todo derecho legal que le hemos dado al
diablo. Debemos reconocer nuestro pecado, arrepentirnos y rendir nuestro
corazón a Jesús. El derecho legal se lo damos cuando nuestra fe es débil y
hemos permitido toda clase sentimientos y pensamientos que no separan de Dios,
como la falta de perdón, odio y toda clase de maldad. Cuando hemos restaurado
nuestra relación con Él es cuando estamos listas para la batalla y revestirnos
con la armadura.
"Así que manténganse firmes revestidos de la
verdad y protegidos por la rectitud. Estén siempre listos para salir a anunciar
el mensaje de la paz. Sobre todo, que su fe sea el escudo que los libre de las
flechas encendidas del maligno. Que la salvación sea el casco que proteja su
cabeza, y que la palabra de Dios sea la espada que les da el Espíritu Santo. No
dejen ustedes de orar, rueguen y pidan a Dios siempre guiados por el Espíritu
Santo” (Efesios 6:14.17).
Jesús dijo: “Yo soy el Camino la Verdad y la Vida”. Él es la Verdad, por
lo tanto, si estamos con Él, debemos siempre ser sinceras y honestas, y de esa
manera siempre caminaremos en rectitud. Seamos portadoras de paz y llevemos el
mensaje de amor de Jesús. La fe es nuestro escudo, una fe inconmovible es la
que impide que los ataques del diablo nos destruyan tanto en lo físico como en
lo espiritual. La certeza de nuestra salvación es la que nos hace mantenernos
firmes en la lucha, seguras de la victoria. Conozcamos la palabra de Dios donde
nos revela su amor y su poder. La oración es la que nos mantiene en una
comunicación íntima con nuestro Señor y es cuando el Espíritu Santo se revela, guiándonos con sabiduría.
Nuestra lucha no es contra carne ni sangre. Las personas que se levantan
en nuestra contra son los instrumentos que el diablo utiliza para desanimarnos
o hacernos daño. La maldad se manifiesta de muchas maneras, y Satanás trabaja
siempre en lo oculto y lo inmundo. Seamos guerreras y libremos a nuestras
familias, nuestros esposos, nuestros hijos y toda circunstancia que se nos
presente.
Descubramos cuales son las obras del diablo en nuestras vidas y levantémonos
con autoridad en el nombre de JESUS que es nombre sobre todo nombre.
¡Que Dios las bendiga!
Nota: Versículos tomados de La Biblia versión “Dios habla hoy”