Mi pueblo no tiene conocimiento; por eso ha sido destruido. Y a ti, sacerdote, que rechazaste el conocimiento, yo te rechazo de mi sacerdocio. (Oseas 4:6)
El pueblo de Israel se había vuelto infiel a Dios, falto de amor e ignorante. La infidelidad y la falta de amor nos alejan completamente del Señor, y sin el conocimiento de su voluntad y de sus mandatos caminamos como si tuviéramos los ojos vendados, sin rumbo y a la deriva.
Siempre hay una área afectada en la vida de una persona que se encuentra alejada de Dios, se puede tener mucho éxito y logros materiales, pero con el alma atormentada. La verdadera paz, gozo y satisfacción viene de adentro, del interior del corazón. Es cuando el alma está siendo controlada por nuestro espíritu que es el que está unido al Santo Espíritu de Dios.
Y yo le pediré al Padre que les mande otro Defensor, el Espíritu de la verdad, para que esté siempre con ustedes. Los que son del mundo no lo pueden recibir, porque no lo ven ni lo conocen; pero ustedes lo conocen, porque él permanece con ustedes y estará en ustedes. (Juan 14:16.17)
El que practica el pecado es de el diablo, porque el diablo ha estado pecando desde el principio. El Hijo de Dios fue enviado precisamente para destruir las obras del diablo. (1Juan 3)
Cuando pecamos consciente o inconscientemente, le damos derecho legal a los demonios para que tomen control de nuestra vida. Están al acecho viendo a quien devoran y destruyen, no les importa si es por falta de conocimiento, ellos entran a tomar el control del alma haciéndola caer en pecado. Toman control de la mente para manipular los pensamientos, las emociones y la voluntad y que nos veamos de una manera distorsionada, llena de inseguridades, de tristeza, depresión, amargura, ira, orgullo, engaños y todo lo que produce una vida apartada de Dios.
Si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, y me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra. 2 Crónicas 7 :14
Tenemos un Padre amoroso, misericordioso y paciente que no quiere que nadie se pierda. En medio de la maldad que se vive en este tiempo, todavía espera que muchos se arrepientan y se vuelvan a Él para salvación y bendición en sus vidas. Desea tener relación íntima con los que le aman.
Dios habla de diferentes maneras según la intimidad que tengamos con Él, su promesa es restaurar la vida de los que se arrepientan y le den el lugar a Jesús como Señor y Salvador. Las naciones están mal, los gobiernos le han dado la espalda y han abierto puertas a principados y potestades y a causa de eso hay decadencia, destrucción, muerte, dolor, pobreza y gente andando de allá para acá. Para que una nación sea restaurada el pueblo debe arrepentirse y humillarse delante de nuestro Dios.
El Señor su Dios es compasivo y misericordioso. Si ustedes se vuelven a Él, jamás los abandonará. (2 Crónicas 30:9)
Nuestro Dios tiene planes maravillosos y perfectos para cada uno de nosotros, para Él no existe el tiempo, no importa la edad en que nos encontremos para que nuestras vidas sean transformadas. Mientras estemos con vida en la tierra todavía hay un propósito y debemos descubrirlo orando, meditando su palabra y esperando que el Espíritu Santo hable a nuestros corazones. Debemos irnos de este mundo sabiendo que hemos cumplido la misión que nos fue encomendada.
Prueben y vean que el Señor es bueno; dichosos los que en él se refugian. (Salmo 34:8)
Hoy te ordeno que ames al Señor tu Dios, que andes en sus caminos, y que cumplas sus mandamientos, preceptos y leyes. Así vivirás y te multiplicarás, y el Señor tu Dios te bendecirá en la tierra de la que vas a tomar posesión. (Deuteronomio 30:16)
¡El Señor le bendiga!