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martes, marzo 01, 2016

La mujer virtuosa ama y perdona


Dios  es amor, y si ya le abrimos nuestro corazón; ahora nos toca amar y perdonar. Jesús, en San Marcos 12:30, nos dice que “amemos al Señor con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma, con toda nuestra mente y con todas nuestra fuerzas”. Y el segundo es " Ama a tu prójimo como a ti mismo" Ningún mandamiento es más importante que éstos (San Marcos 12:31).

Como vamos tras la mujer virtuosa que queremos ser, debemos examinar nuestro corazón. Cómo está en el amor y el perdón. Sabemos que el Señor nos ama tanto que dio a su hijo para el perdón de nuestros pecados. Y de esa misma manera Él espera que nosotros amemos. Pero para amar debemos primero liberarnos de todo aquello  que nos impide amar. Nos dice San Pedro 4:8: “Haya sobre todo, mucho amor entre ustedes, porque el amor perdona muchos pecados”. Y es que cuando nosotros decidimos amar, somos capaces de perdonar, porque el amor nos da libertad.

Amar y perdonar es una decisión personal. Decidimos obedecer el mandamiento que el Señor nos da o seguimos por la vida cargandonos de dolor y rencor. Muchas veces estamos tan enfocadas en nosotras mismas, que no nos damos cuenta que hemos sido  causa de dolor en otros. Vamos por la vida esperando que nos entiendan y nos acepten, pero no podemos recibir lo que nosotras no hemos dado.

"No se engañen ustedes, nadie puede burlarse de Dios. Lo que se siembra, se cosecha". (Gálatas 6:7). Si sembramos amor, cosecharemos amor, si sembramos rencor, eso recibiremos. Jesús nos habla que amemos al prójimo como a nosotros mismos, entonces quiere decir que nosotros nos debemos de amar. Eso no significa que seamos narcisistas, sino que entendamos lo que somos  como hijas amadas de Dios, cada una somos únicas y especiales. En cada una hay un valor incalculable, que debe ser manifestado para que el propósito por el cual fuimos creadas se cumpla en nuestras vidas.

Todas de alguna manera hemos sido heridas, incomprendidas y rechazadas. Muchas aún guardan heridas y recuerdos muy dolorosos desde su niñez. Tal vez sus padres por ignorancia nos les dieron el amor que necesitaban, otras fueron abusadas física y psicológicamente, o en la escuela sufrieron rechazo de parte de compañeros o algún profesor. También lo recibimos de personas que llegan a nuestras vidas, a las cuales les hemos abierto nuestros corazones y nos lo han lastimado.

Hay mucho por qué y a quiénes perdonar. Un esposo que traicionó y causó mucho dolor, un padre ausente,  una madre  que no entendió, hermanos indiferentes, amigos superficiales, un jefe duro y frío, compañeros de trabajo donde hay rivalidad, personas que han levantado calumnias sin conocer a fondo las circunstancias.  Sabemos que el enemigo está al acecho. Dice en la Biblia que anda como león rugiente tratando de devorar, pero va a devorar a aquellas personas que se encuentran alejadas de la cobertura del Señor a causa de haber endurecidos sus corazones.

Dice San Pablo en Efesios 6:12: "Porque no estamos luchando con gente de carne y hueso, sino contra malignas fuerzas espirituales del cielo, las cuales tienen mando autoridad, y dominio y sobre este mundo oscuro". Así que no nos dejemos engañar. Cada vez que sintamos algo negativo en nuestro corazón hacia otra persona, levantémonos con poder y autoridad para rechazar todo pensamiento que nos lleva a la cautividad. No veamos a la persona, sino a Satanás que utiliza aún a las personas que más amamos.

La gran noticia es que Jesús vino a darnos libertad. "Así que, si el Hijo los hace libres, ustedes serán verdaderamente libres" (Juan 8:36). Y cuando somos libres, es cuando hemos encontrado el amor. Estamos listas para amar y honrar a Dios, amar y aceptar a las persona que nos rodean, entendiendo que no son perfectas, igual que nosotras no somos perfectas. Amamos a pesar de y no por qué. A nuestros  hijos los amamos con todos sus defectos y cualidades, no porque sean perfectos, sino porque son nuestros hijos. Es de de esa manera que debemos amar, pues el amor fluye de la misma fuente, que es Dios. Jesús nos manda a amar a nuestros enemigos "También han oído que antes se dijo 'ama a tu amigo y odia a tu enemigo', pero yo les digo; amen a sus enemigos, y oren por quienes los persiguen"(Mateo 5:43)

Sé que humanamente no es fácil, el orgullo se antepone. Pero cuando nos rendimos con un corazón humilde es cuando el Espíritu Santo viene a nuestro auxilio para darnos la capacidad de amar. Dios no desprecia un corazón contrito y humillado.  A si pues vengamos a Él reconociendo nuestro pecado y pidámosle que nos sane toda herida del pasado y del presente y que cada día permitamos que la belleza de la mujer virtuosa de proverbios 30.31 se vaya desarrollando en nuestro caminar con Jesús.

¡El Señor las bendiga a todas!


Nota: Versículos tomados de La Biblia versión “Dios habla hoy”