Vistas a la página totales

viernes, agosto 18, 2017

Vida en abundancia



"El ladrón viene solamente para matar y destruir, pero yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia" (Juan 10:10)

La vida en abundancia que Jesús nos ofrece no es el dinero y bienes materiales, sino la que viene de la fuente inagotable que proviene de su amor al dar su vida por nosotros, llenándonos de amor, gozo y paz que sobrepasa todo entendimiento.

Sabemos que al ladrón que se refiere es Satanás, quien tiene el control de este mundo, al cual mantiene engañado, haciendo creer a la humanidad que el verdadero valor está en las cosas temporales de la Tierra. Por lo tanto, el ser humano se encuentra enfocado en obtener lo que el mundo ofrece. Si no se logra poseer lo que dicta el sistema, se llega a sentir frustración, tristeza, desesperación y muy baja autoestima, porque se otorga el valor de sí mismo a lo material. Y si se posee bienes, dinero y todo lo que conlleva a las riquezas, es cuando se da lugar al orgullo, la prepotencia, haciendo sentir una supuesta superioridad ante los demás.

"No amontonen riquezas aquí en la tierra, donde la polilla destruye y las cosas se echan a perder, y  donde los ladrones entran a robar. Más bien amontonen riquezas en el cielo, donde la polilla no destruye ni las cosas se echan a perder, ni los ladrones entran a robar, pues donde esté tu riqueza, allí estará también tu corazón (Mateo 6.19.21).

No es que nuestro Padre no quiere que seamos prosperados. ¡Claro que sí! Pero la prosperidad que viene de Él, la que produce paz y bendición para otros. "El que mucho ambiciona, provoca peleas, pero el que confía en el Señor, prospera" (Proverbios 28.25). Fácilmente perdemos de vista que nuestra vida en la Tierra es pasajera y que nuestra alma es eterna, y que estamos aquí con un único propósito, y es amar a Dios sobre todas las cosas y a nuestro prójimo, y de esto depende como será nuestra vida en la eternidad.

"Yo sé los planes que tengo para ustedes, planes para su bienestar y no para su mal, a fin de darles un futuro lleno de esperanza. Yo, el Señor lo afirmo" (Jeremías 29.11).  Dios nos ama tanto que él desea todo lo bueno para nosotros, pero lo que más le interesa es nuestra salvación, y por esa razón envió a su Hijo Jesús a dar su vida por nosotros.

"Finalmente el diablo lo llevó a un cerro muy alto, y mostrándole todos los países del mundo y la grandeza de ellos, le dijo: -Yo te daré todo esto si te arrodillas y me adoras. Jesús le contestó: -Vete, Satanás, porque la escritura dice 'Adora al Señor tu Dios, y sírvele solo a Él'. Entonces el diablo se apartó de Jesús, y unos ángeles acudieron a servirle" (Mateo 4.8.11).

El diablo se atrevió a tentar a Jesús, sabiendo que era el Hijo de Dios. En su maldad, tenía la esperanza de que flaqueara y así no cumpliera con el propósito por el cual había sido enviado, que era la de salvarnos. Cuanto más a nosotros que somos de naturaleza pecaminosa, recurre a todo tipo de tentaciones para que nos alejemos de la presencia del Padre y no se cumpla el propósito por el cual fuimos creados. Es importante conocer las escrituras, pues es la espada que Dios nos ha dado contra los ataques del enemigo. Vemos en Mateo 4.10, como Jesús reprende a Satanás con la escritura, donde no puede refutar lo que Dios estableció.

"Pero bendito el hombre que confía en mí, que pone en mi su esperanza. Será como un árbol plantado a la orilla de un río que extiende sus raíces hacia la corriente y no teme cuando llegan los calores y su follaje está siempre frondoso. En tiempo de sequía no se inquieta y nunca deja de dar fruto. (Jeremías 17.7.8).

Cuando ponemos totalmente nuestra confianza en el Señor y somos diligentes en donde hemos sido colocados, no temeremos a nada. Nuestros corazones mantendrán la paz y obtendremos la vida abundante que Él nos quiere dar. Así como un árbol con raíces profundas plantado a la orilla de un río siempre está frondoso en la sequía, así nosotros, en medio de las pruebas, nuestra fe y esperanza estarán fortalecidas y siempre tendremos los frutos del amor, de gozo, paz, paciencia, humildad, que no llevaran a ver con claridad los verdaderos caminos a seguir. Y junto con la sabiduría que nos brinda el Espíritu Santo es cuándo podremos alcanzar la verdadera vida abundante, en lo espiritual, emocional, en nuestra salud y en lo material.

Mantengamos nuestra mirada en Jesús, Él nos dio la libertad. No permitamos caer en la trampa del enemigo, que constantemente nos engaña y nos hace creer que no hay esperanza. Busquemos la dirección de Dios en cada decisión a tomar, pues Él sabe realmente lo que nos conviene. No nos afanemos por cosas inútiles que nos roba la paz y el gozo, y muchas veces lleva a la depresión. Cada uno de nosotros somos únicos para Él. Conoce cada una de nuestras necesidades. Debemos recibir con alegría y agradecimiento las bendiciones, pero no nos enfoquemos en ellas, sino en la fuente de la bendición, nuestro Padre, que nos ha dado toda bendición a través de su Hijo Jesús.

"Dios puede darles a ustedes con abundancia toda clase de bendiciones, para que tengan siempre todo lo necesario, y además les sobre para ayudar en toda clase de buenas obras"(2 Corintios 9.8).



¡Muchas bendiciones!


Nota: Versículos tomados de La Biblia versión “Dios habla hoy”