"Resistan al diablo, y este huirá de ustedes. Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes. ¡Límpiense las manos, pecadores!" (Santiago 4:7-8)
Constantemente enfrentamos ataques del diablo, no entendemos por qué nos llegan situaciones adversas a nuestras vidas, ocasionando angustia, desesperación y miedo a causa de las circunstancias que se salen de nuestras manos.
En nuestra ignorancia no entendemos que existe el mundo espiritual, y todo lo que se vive en este plano material viene de lo que nosotros creemos y confesamos con nuestra boca. "La muerte y la vida dependen del poder de la lengua; los que la aman recibirán su fruto" (Proverbios 18:21).
Las palabras tienen poder, y si hablamos miedo, duda, fracaso y siempre esperamos lo malo, eso es lo que tendremos. Los demonios están acechando nuestras vidas 24/7, y al expresarnos negativamente, le estamos concediendo derecho legal al diablo para que tome el control total de nuestras vidas.
Debemos fortalecernos con el amor de Cristo, obedeciendo el mandamiento de amar a Dios sobre todas las cosas y amarnos los unos a los otros, para no dar lugar a que sus ataques nos destruyan.
"Pero en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó" (Romanos 8:37). Somos más que vencedores porque Jesús lo venció en la cruz con el derramamiento de su preciosa sangre para liberarnos del pecado y la muerte eterna.
Somos libres, Satanás y sus demonios no tienen ningún poder sobre nosotros, pero es necesario tener conocimiento de lo que está revelado en su palabra. "Mi pueblo es destruido por falta de conocimiento" (Oseas 4:6).
Sin conocimiento somos presa fácil de sus engaños, por esa razón debemos conocer las armas que nos fueron dadas para resistir sus ataques. "Practiquen el dominio propio y manténganse alerta. Su enemigo el diablo ronda como león rugiente, buscando a quién devorar" (1 Pedro 5:8).
Es muy importante conocer al adversario y su manera de atacar. Sus ataques van directo a nuestra mente, lanza pensamientos destructivos para hacernos sentir que no somos merecedores del amor de Dios, tener sentimientos de culpa, baja autoestima, complejos, inseguridades, miedos, fobias, orgullo, egoísmo, altanería, codicia, idolatría y todo tipo de mentira que nos aparta de nuestra relación con Dios.
"El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia" (Juan 10:10). El enemigo odia al ser humano por ser creación de Dios y no se da por vencido. Utiliza diferentes maneras de destruir a las personas, tomando control de la mente para llevarlas a acciones que deshonran a Dios.
Se nos ha dado poder en nuestra lengua, de ella depende lo que construyamos en nuestra vida, con ella expresamos nuestros deseos, ya sea para bien o para mal. "Por lo demás, hermanos, piensen en todo lo verdadero, todo lo noble, todo lo correcto, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, en todo lo que sea excelente o merezca elogio" (Filipenses 4:8).
Si hablamos con fe, teniendo la certeza de que Dios es nuestro Padre y que envía a sus ángeles para traer bendiciones a nuestras vidas, veremos su mano en acción. "Todo lo que ustedes pidan en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo" (Juan 14:13). Debemos identificar esos ataques y cambiarlos inmediatamente por pensamientos positivos y agradables al Señor.
El Señor nos ha equipado para salir victoriosos de los ataques del diablo. "Revístanse con toda la armadura de Dios, para que puedan hacer frente a las artimañas del diablo" (Efesios 6:11). El poder más grande está en la sangre de Jesús, que nos limpia y nos libera del pecado, maldiciones y enfermedades.
Comunicarnos con el Padre por medio de la oración es un privilegio maravilloso que se nos ha concedido a través de Jesús, su Hijo amado. Si lo sabemos escuchar, su Santo Espíritu nos da discernimiento para no caer en las mentiras del enemigo. "Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales" (Efesios 6:12).
Ha puesto ángeles a nuestro alrededor para protegernos de los demonios que nos acechan constantemente. No podemos ver la guerra espiritual que se libra por nosotros, pero tenemos la palabra de Dios donde está todo el conocimiento que necesitamos para poder enfrentarnos. "Tomen la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios" (Efesios 6:17). Sin conocimiento fácilmente somos derrotados.
Somos más que vencedores porque Jesús venció en la cruz. "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" (Filipenses 4:13), siempre y cuando realmente lo creamos firmemente en nuestro corazón. "El justo vivirá por la fe" (Romanos 1:17). El regalo más grande que hemos recibido es la oportunidad de rendirnos totalmente a Jesús.
En Él tenemos libertad y la paz que sobrepasa todo entendimiento. "Porque estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor" (Romanos 8:38-39,).
Es tiempo de ser fuertes y valientes. No nos debe importar el qué dirán o el rechazo que recibamos por causa de amarlo. Sabemos en quién hemos creído y las bendiciones que da a sus hijos aquí en la tierra son grandes y maravillosas, y nos espera vivir la eternidad junto a Él.
¡El Señor les bendiga!
"Resistan al diablo, y este huirá de ustedes. Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes. ¡Límpiense las manos, pecadores!" (Santiago 4:7-8)
Constantemente enfrentamos ataques del diablo, no entendemos por qué nos llegan situaciones adversas a nuestras vidas, ocasionando angustia, desesperación y miedo a causa de las circunstancias que se salen de nuestras manos.
En nuestra ignorancia no entendemos que existe el mundo espiritual, y todo lo que se vive en este plano material viene de lo que nosotros creemos y confesamos con nuestra boca. "La muerte y la vida dependen del poder de la lengua; los que la aman recibirán su fruto" (Proverbios 18:21).
Las palabras tienen poder, y si hablamos miedo, duda, fracaso y siempre esperamos lo malo, eso es lo que tendremos. Los demonios están acechando nuestras vidas 24/7, y al expresarnos negativamente, le estamos concediendo derecho legal al diablo para que tome el control total de nuestras vidas.
Debemos fortalecernos con el amor de Cristo, obedeciendo el mandamiento de amar a Dios sobre todas las cosas y amarnos los unos a los otros, para no dar lugar a que sus ataques nos destruyan.
"Pero en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó" (Romanos 8:37). Somos más que vencedores porque Jesús lo venció en la cruz con el derramamiento de su preciosa sangre para liberarnos del pecado y la muerte eterna.
Somos libres, Satanás y sus demonios no tienen ningún poder sobre nosotros, pero es necesario tener conocimiento de lo que está revelado en su palabra. "Mi pueblo es destruido por falta de conocimiento" (Oseas 4:6).
Sin conocimiento somos presa fácil de sus engaños, por esa razón debemos conocer las armas que nos fueron dadas para resistir sus ataques. "Practiquen el dominio propio y manténganse alerta. Su enemigo el diablo ronda como león rugiente, buscando a quién devorar" (1 Pedro 5:8).
Es muy importante conocer al adversario y su manera de atacar. Sus ataques van directo a nuestra mente, lanza pensamientos destructivos para hacernos sentir que no somos merecedores del amor de Dios, tener sentimientos de culpa, baja autoestima, complejos, inseguridades, miedos, fobias, orgullo, egoísmo, altanería, codicia, idolatría y todo tipo de mentira que nos aparta de nuestra relación con Dios.
"El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia" (Juan 10:10). El enemigo odia al ser humano por ser creación de Dios y no se da por vencido. Utiliza diferentes maneras de destruir a las personas, tomando control de la mente para llevarlas a acciones que deshonran a Dios.
Se nos ha dado poder en nuestra lengua, de ella depende lo que construyamos en nuestra vida, con ella expresamos nuestros deseos, ya sea para bien o para mal. "Por lo demás, hermanos, piensen en todo lo verdadero, todo lo noble, todo lo correcto, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, en todo lo que sea excelente o merezca elogio" (Filipenses 4:8).
Si hablamos con fe, teniendo la certeza de que Dios es nuestro Padre y que envía a sus ángeles para traer bendiciones a nuestras vidas, veremos su mano en acción. "Todo lo que ustedes pidan en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo" (Juan 14:13). Debemos identificar esos ataques y cambiarlos inmediatamente por pensamientos positivos y agradables al Señor.
El Señor nos ha equipado para salir victoriosos de los ataques del diablo. "Revístanse con toda la armadura de Dios, para que puedan hacer frente a las artimañas del diablo" (Efesios 6:11). El poder más grande está en la sangre de Jesús, que nos limpia y nos libera del pecado, maldiciones y enfermedades.
Comunicarnos con el Padre por medio de la oración es un privilegio maravilloso que se nos ha concedido a través de Jesús, su Hijo amado. Si lo sabemos escuchar, su Santo Espíritu nos da discernimiento para no caer en las mentiras del enemigo. "Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales" (Efesios 6:12).
Ha puesto ángeles a nuestro alrededor para protegernos de los demonios que nos acechan constantemente. No podemos ver la guerra espiritual que se libra por nosotros, pero tenemos la palabra de Dios donde está todo el conocimiento que necesitamos para poder enfrentarnos. "Tomen la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios" (Efesios 6:17). Sin conocimiento fácilmente somos derrotados.
Somos más que vencedores porque Jesús venció en la cruz. "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" (Filipenses 4:13), siempre y cuando realmente lo creamos firmemente en nuestro corazón. "El justo vivirá por la fe" (Romanos 1:17). El regalo más grande que hemos recibido es la oportunidad de rendirnos totalmente a Jesús.
En Él tenemos libertad y la paz que sobrepasa todo entendimiento. "Porque estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor" (Romanos 8:38-39,).
Es tiempo de ser fuertes y valientes. No nos debe importar el qué dirán o el rechazo que recibamos por causa de amarlo. Sabemos en quién hemos creído y las bendiciones que da a sus hijos aquí en la tierra son grandes y maravillosas, y nos espera vivir la eternidad junto a Él.
¡El Señor les bendiga!