“Iba vestido con ropa teñida de sangre, y su nombre era: La Palabra de Dios. Lo seguían ejércitos del cielo, vestidos de lino fino, blanco y limpio, y montados en caballos blancos: Le salía de la boca una espada afilada, para herir con ella a las naciones. Las gobernará con cetro de hierro. Las juzgará como quien exprime uvas y las pisa con los pies, y las hará beber el vino del terrible castigo que viene del furor de Dios todopoderoso, En su manto y sobre su muslo llevaba escrito este título: “Rey de reyes y Señor de Señores” (Apocalipsis 19:13.16)
Es
maravilloso e increíble todo lo que se nos revela en el libro de apocalipsis, y
aunque la mayoría de la humanidad le ha dado la espalda a Jesús y se la seguirá
dando hasta el fin la de los tiempos, Él es el Rey del universo y de todo
cuanto existe. Todo está sujeto a su nombre y al título de Señor que el Padre
le otorgó al vencer a Satanás con la muerte en la cruz, y resucitar en gloria para estar a su derecha. Pagó el precio por nuestros pecados, para
que pudiéramos disfrutar de su presencia en la eternidad de su reino.
“Por eso Dios
le dio el más alto honor y el más excelente de todos los nombres, para que,
ante ese nombre concedido a Jesús, doblen todas las rodillas en el cielo, en la
tierra y debajo de la tierra, y todos reconozcan que Jesucristo es el Señor,
para gloria de Dios Padre, y le dio nombre que es sobre todo nombre, para que
en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en lo cielos” (Filipenses
2:9.11)
Aunque la
gente sea incrédula y tomen la palabra de Dios como
un cuento absurdo, sean indiferentes, ignorantes, blasfemos, burlones, e incluso
los que han optado por ser adoradores de Satanás y a sus demonios; todos moriremos
físicamente, creyentes y no creyentes, no nos escaparemos de la muerte, y habrá
un fin en nuestras vidas, como también habrá un final de los tiempos, tal como
lo describe apocalipsis. Pero Dios es
Dios y está en su trono en espera que se cumpla todo lo que se tiene que cumplir,
para que Jesús regrese con poder y majestad a juzgar a las naciones y a cada persona
que se encuentre viva en ese momento. Cada
quien es libre de decidir adonde quiere pasar la eternidad. Dios desea que
todos seamos salvos, tanto nos amó que envió a su amado Hijo para que pagara el
precio por todos nosotros, a través de su sangre pura, santa y sin mancha.
Él desea que lo amemos con un corazón sincero, y que recibamos la bendición del amor, gozo y paz que provienen de su Santo Espíritu. Todo lo contrario de lo que ofrece Satanás, que es el odio, avaricia, ambiciones desmedidas, robos, asesinatos, envidias, miedos, brujerías, y todo aquello que es abominable a los ojos de Dios. Dice en Mateo 24: 12, 14 que la maldad aumentará y que el amor de muchos se enfriará, y solo el que resista hasta el final será salvo, estamos viviendo tiempos muy peligrosos, todo lo que Jesús dijo que ocurriría, ya esta ocurriendo. La maldad ha sobrepasado, a lo bueno se le llama malo y a lo malo bueno, los gobiernos están siendo influenciados por doctrinas de demonios, están tratando de destruir a la niñez, sacando a Dios de todos lados y descaradamente adoran a Satanás. Los satanistas ya no se esconden, quieren inculcar sus creencias, se han metido en las iglesias para engañar y confundir, y van en contra de todas leyes establecidas por Dios.
Se le ha permitido a Satanás actuar en este mundo a causa del pecado de la humanidad. Dios estableció leyes inquebrantables, y al infringirlas se le da derecho legal a los demonios para destruir, y aunque Dios nos ama y no desea que nos perdamos, no puede ir en contra de su Palabra, porqué es justo y verdadero, y toda causa tiene su efecto. Desde que se estableció el mundo, el enemigo ha engañado con sus mentiras, ocasionando dolor y sufrimiento, pues él vino a matar, a robar y a destruir. Pero Jesús lo venció cuando derramó su Sangre por toda la humanidad, y desde ese momento dio vida, y vida en abundancia en aquellos que se han arrepentido de sus pecados y lo han hecho el Señor de sus vidas.
“Porque el Señor su
Dios es el Dios de sus dioses, y el Señor de señores, Él es el Dios Soberano,
Poderoso y Terrible, que no hace distinciones ni se deja comprar con regalos” (Deuteronomio
10:17)
Jesús siendo Dios, vino en condición humilde sin pretensiones de Rey. Dios escogió a María, una mujer pura y llena de gracia para que a través de ella viniera su Hijo en condición humana, para cargar nuestros pecados y darnos libertad. Escogió a José un hombre humilde y obediente para que lo protegiera e instruyera en su etapa de niño, enseñándonos de esta manera que a Dios le agrada el corazón sencillo y humilde, pero resiste a los orgullosos, por lo que debemos procurar derribar toda altivez que se este establecida en nuestra alma, para poder alcanzar la plenitud de Dios por la que Jesús se dio en sacrificio.
“Porque
ya saben ustedes que nuestro Señor Jesucristo, en su bondad, siendo rico se
hizo pobre a causa de ustedes, para que por su pobreza fueran ustedes enriquecido”
(Corintios 8:9)
Jesús es el
Señor de gloria, el único fundamento, autor y consumador de la fe, autor de
nuestra salvación, es nuestro Pastor, el Señor que viene, es el camino, la verdad
y la vida, es amor, humildad y poder ¡¡Él es el Rey!!
“Porque
nos ha nacido un niño, Dios nos ha dado un hijo, al cual se le ha concedido el poder
para gobernar. Y le darán este nombre: Admirable en sus planes, Dios
invencible, Padre eterno, Príncipe de la paz”. (Isaías 9:6)
Estamos viviendo tiempos muy difíciles a nivel mundial, hay una lucha espiritual muy fuerte en todos los ámbitos. Qué esta navidad sea para reflexionar, reconocer nuestras ofensas y arrepentirnos, para que podamos abrir nuestro corazon al amor de Dios, y que Jesús sea el centro de nuestras vidas y nos dejemos guiar por su Santo Espíritu.
¡Feliz
navidad!
¡El Señor
les bendiga!
Versión: Dios habla hoy