"Les dije: Siembren ustedes justicia y recojan cosecha de amor. Preparen la tierra para un nuevo cultivo, porque es tiempo de buscar al Señor, hasta que Él venga y traiga lluvia de salvación sobre ustedes. Pero ustedes han cultivado la maldad, han cosechado la injusticia y han comido los frutos de la mentira" (Oseas 12.13 )
Cuando se planea cultivar la tierra, y sembrar semillas que produzcan excelentes frutos, es necesario preparar el terreno. Tener conocimiento del proceso a seguir para la preparación, quitar la maleza, remover la tierra y abonarla. Sembrar en tiempo de lluvia, o aportar agua por medio de riego, para que la siembra crezca y produzca el fruto esperado. Sino se tiene la dedicación y el cuidado correcto, la cosecha será mala y escasa, traerá pérdida.
Nuestra alma puede ser tierra fértil o árida, depende del cuidado se le dé. Si la cultivamos con la búsqueda de Dios; sembrando fe, justicia, bondad, misericordia, paz, gozo y humildad, entonces cosecharemos frutos hermosos de amor. Pero si hacemos lo contrario, y descuidamos el cultivo, y permitimos que la maleza de la duda, miedo, soberbia, resentimiento, cobardía, chisme, hipocresía y todo tipo de maldad; la cosecha será el fruto amargo del odio, a causa de haberle dado le espalda a Dios.
En el libro de Oseas, Dios le dio una sentencia a Israel a causa de persistir en pecado. Israel, el pueblo elegido por Dios, al que siempre amó con ternura, le dio a espalda y decidió ir tras falsos dioses, entró orgullo a sus corazones y practicaron todo tipo de maldad. Y a pesar del gran amor por su pueblo, el pecado los separó, pues lo impuro, pecaminoso y desobediente, no puede estar delante de su presencia, pues Dios es Santo, y su Santidad rechaza la impureza, por lo cual tuvieron que vivir terribles consecuencias.
El Señor les mandó a sembrar justicia, pero sembraron maldad, y el fruto fue la injusticia. La ley de la siembra y cosecha se aplica tanto en el mundo físico, como en el mundo espiritual, es una ley matemática que se cumple a cabalidad. El mundo espiritual recibe todo lo que nosotros sembramos con nuestras palabras y acciones. Debemos examinar nuestras vidas para ver que es lo que estamos sembrando, y que estamos cosechando, se recibe lo que anidamos en nuestra alma y lo que llevamos a la acción.
" El malvado recibe una paga engañosa; el que actúa con justicia, recompensa efectiva" ( Proverbios 11:18 )
Tarde o temprano el malvado recibe su paga, aunque se jacte que todo le salga bien y se sienta orgulloso de sus logros, todo se le desborona como un castillo de arena, pues todo lo que es construido a base de maldad, de mentiras, de injusticia, de sobornos, negocios ilícitos, adulterio, gobernantes que dominan a los pueblos, abusadores de niños, etc. Al final, la justicia prevalecerá y tendrán lo que merecen aquí en la tierra. Y cuando entreguen sus almas, serán juzgados ante el tribunal de Dios, y sino se arrepienten antes de su muerte, les espera la muerte eterna.
El que ama a Dios y lo honra con su vida, camina en integridad y actúa con justicia, la misericordia de Dios siempre estará en su vida, y aunque pase por situaciones difíciles y duras pruebas, su fe estará siempre siendo fortalecida y recompensada por su fidelidad y amor, agradables a Dios. La palabra de Dios está llena de promesas para todo aquel que cree en Jesús como su Señor y Salvador, y cree sus promesas, y las activan por medio de la llave de la fe.
" No se engañen ustedes: nadie puede burlarse de Dios. Lo que se siembra, se cosecha . El que siembra la satisfacción de sus malos deseos, de sus malos deseos recogerá una cosecha de muerte . El que siembra la satisfacción del Espíritu, del Espíritu recogerá una cosecha de vida eterna". ( Gálatas 6:7.8 )
Nadie puede burlarse de Dios, aunque el ama a todos por igual; tanto, que envió a su Hijo para que se salve todo el que crea en Él y le obedezca; la cosecha que recibirá será de acuerdo a lo que sembró. Satanás y sus demonios toman muy en serio los derechos legales que se les dan para controlar las vidas. Cuando una persona le ha dado la espalda a Dios y practica todo tipo de maldad, ha abierto puertas para que esos demonios controlen su vida.
Pero lo maravilloso es que mientras estemos con vida, todo puede cambiar. Lo único que el Señor pide es un arrepentimiento sincero, clamar su perdón y misericordia y apartarse de las malas acciones. Él está presto para derramar su amor y llevarnos por sendas de justicia.
"Y si mi pueblo, el pueblo que lleva mi nombre, se humilla, ora, me busca, y deja su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré sus pecados y devolveré la prosperidad a su país (2 Crónicas 7:14)
Esta promesa que Dios le dio al pueblo de Israel, si se arrepentían, aplica para este tiempo, para toda persona y para cada nación. Hagámosla vida en nosotros, humillémonos delante de su presencia, dejemos el orgullo y la prepotencia a un lado y arrepintámonos de todas las maldades, Dejemos de darle la espalda a nuestro Dios, sin Él no somos nada, somos una hoja que se la lleva el viento. Todo cuanto somos y tenemos, se lo debemos a su amor y misericordia, y lo malo que nos pasa, es por causa de nuestra desobediencia.
" El Señor dice: - Maldito el hombre que aparta de mi su corazón, que pone su confianza en los hombres y en ellos busca su apoyo. y en ellos busca su apoyo. Será como la zarza del desierto, que nunca recibe cuidados; que crece entre las piedras, en tierras de sal, donde nadie vive" ( Jeremías 17:5-13 )
Él desea que todos seamos bendecidos, quiere que vivamos en un país donde se practica la justicia, que se cumplan sus leyes y que todo lo que emprendamos sea prosperado. No pongamos nuestra confianza en ningún ser humano, para que no seamos defraudados, nuestra confianza solo debe estar puesta en nuestro Padre que desea lo mejor para cada uno de nosotros.
Pidámosle a nuestro Dios que nos perdone por sembrar en nuestros corazones toda semilla de maldad, y permitamos que nos transforme para que las semillas que sembremos den frutos de fe, paz, gozo, pero sobre todo de mucho amor. Pongamos un granito de arena en oración para que nuestro entorno y nuestro país le de el lugar que le corresponde a Dios, y recibamos su bendición.
" Porque tú, SEÑOR, bendices a los justos; cual escudo los rodeas con tu buena voluntad" ( Salmo 5:12 )
¡El Señor les bendiga !
Versión bíblica: Dios habla hoy