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domingo, mayo 09, 2021

La certeza de la Fe

 





"Pero no es posible agradar a Dios sin tener fe, porque para acercarse a Dios, uno tiene que creer que existe y que recompensa a los que le buscan" (Hebreos 11:6)

Fe es tener la certeza que Dios nos escucha y que nos responderá siempre y cuando la petición esté de acuerdo a su voluntad, y al propósito de nuestra vida. Si pedimos algo solamente para satisfacer nuestro ego y buscamos la vanagloria, posiblemente no recibiremos lo que pedimos, porque su amor es omnisciente y sabe perfectamente lo que le conviene a nuestra alma y las consecuencias negativas que podemos tener sino estamos preparados espiritualmente, pero Él nos da libertad de elección, y si insistimos en algo que está fuera de su voluntad y logramos realizarlo con nuestras fuerzas, puede acarrear mucha tristeza y dolor.

Su voluntad es que seamos felices y que vivamos en paz y armonía, que tengamos salud y seamos prosperados en todo lo que emprendamos, pero somos nosotros los que determinamos nuestras vidas, tener su bendición o estar fuera de ella. Él está en espera que lo busquemos con un corazón sincero, pues para acercarnos a Él es necesario creer que existe y que nos ama con amor eterno, es nuestro Padre, y desea recompensar a los que lo buscan en la intimidad de su corazón.

Este tiempo es determinante para definir nuestra fe, estamos viviendo momentos muy difíciles en la salud, la economía y la política de nuestros países, pero no es ningún gobierno, ni los poderosos de la tierra los van a dar la solución a los problemas actuales, solamente, Dios con su poder puede librarnos del virus, sanar la tierra, poner los gobernantes correctos y dar creatividad para levantar la economía mundial. Pero mientras insiste en darle la espalda, y acoger todo lo que  aborrece y es detestable a sus ojos, la humanidad por sí sola se ata cada vez más.

Es maravilloso que en medio del caos que se está viviendo, hay esperanza. Dios está viendo el corazón de hombres y mujeres que se han rendido a su amor, y esperan sus promesas. En la prueba la fe se fortalece, pero solamente cuando estamos unidos a Él. Abraham creyó contra toda esperanza, y Dios lo bendijo.  El oro entre más pasa por el fuego, así es su valor, igual nosotros pasamos por el fuego de las pruebas, pero nuestra alma se fortalece y crece en fe y el amor a Dios, quien nunca nos defrauda.

"Nosotros amamos porque Él nos amó primero" (1 Juan 4:19) La fe viene a través del amor, si no amamos a Dios es imposible creerle. Es el Espíritu Santo  quien nos inunda con su amor para poder amarle, nuestro amor es limitado, egoísta e incapaz de amar incondicionalmente, siendo nosotros tan imperfectos, nos ama tanto que envió a su Hijo para salvarnos de la condenación eterna, y disfrutemos de la delicia de su presencia.

"Ahora bien, tener fe es estar seguro de lo que se espera, es estar convencido de lo que no se ve" (Hebreos 11:1)

Fe es la confianza plena que recibiremos aquello que hemos pedido, nos será dado. Muchas veces el Señor se toma su tiempo para respondernos, porque en ese proceso estamos siendo formados, pero sin duda alguna nos concede lo que nuestro corazón anhela cuando está alineado a su voluntad, y cuando es para bendición nuestra y  bendición para los que nos rodean.

"Así pues, la fe viene como resultado de oír, y lo que se oye es el mensaje de Cristo. (Romanos 10:17)

Para tener fe es necesario conocer las enseñanzas de Jesús y sus promesas, la fe viene por el oír, oír la palabra de Dios. Si no conocemos su palabra, y nos limitamos a los que otros nos dicen, es muy difícil creer, debemos tener hambre y sed de escudriñar su palabra, asimilarla y vivirla, es la única manera que podemos entender la voluntad y el propósito de Dios en nuestras vidas. En el mundo hay mucho ruido, noticias falsas, chismes, frivolidades y todo lo que nos aleja de la presencia de Dios. Así como nuestro cuerpo necesita del alimento para poder vivir, nuestra alma se debe alimentar para poder vivir en plenitud en este tiempo confuso y lleno de engaño. Debemos leer la palabra de Dios y creer lo que dice en ella, algunos creen que es de ignorantes, fanáticos y de gente apocada buscar a Dios, pero la realidad  es todo lo contrario, nadie por sí mismo puede darle gozo y paz a su alma, aunque logre todo lo que ofrece este mundo. Jesús vino a dar vida, y vida en abundancia, el verdadero triunfo es estar firme en la roca, donde ninguna tempestad nos puede destruir.  

"El ladrón viene solamente para robar, matar y destruir, pero yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Juan 10:10)

Satanás es el padre de la mentira, ha venido para destruir a la humanidad, la obra perfecta de Dios; y nada bueno sale de él, solo puede robar, matar y destruir, pero Jesús nos ofrece vida abundante, y empieza desde el mismo momento que lo recibimos en nuestro corazón , hasta la vida eterna que nos espera junto con Él.

"Sobre todo, que su fe sea el escudo que los libre de las flechas encendidas del maligno" (Efesios 6:16)

Dios nos ha revestido de armas espirituales para defendernos del ataque de demonios. La fe es el escudo que nos protege de los dardos espirituales, la fe firme no permite que nada ni nadie nos arrebate lo que Dios ya nos dio mediante su Hijo. Satanás siembra duda, pero la fe procede de una relación íntima con nuestro Señor.

En este tiempo difícil los animo a mantenerse firmes en la fe, no ver las circunstancias, sino poner la mirada en Jesús, alimentando el alma y espíritu con su palabra, y orar conforme a la voluntad del Padre.

 

¡Dios les bendiga!  

Versión: Dios Habla Hoy


miércoles, julio 29, 2020

La paz que sobrepasa todo entendimiento





“No se aflijan por nada, sino preséntenselo todo a Dios en oración; pídanle, y denle gracias también. Así Dios les dará su paz, que es más grande de lo que el hombre puede entender; y esta paz cuidará   sus corazones y sus pensamientos por medio de Cristo Jesús (Filipenses 4:6.7)  



Toda la biblia está llena de promesas para los que le aman, le honran y le creen. Nos ama con ternura y cuida de nosotros. Se complace con aquellos que no se avergüenzan de proclamar su nombre. Nuestra fe es la que determina una vida de victoria, se nos ha dado poder para vencer toda circunstancia adversa, Jesús se despojó de su naturaleza divina, y vino en condición humana, para redimirnos. Siendo verdadero Dios y verdadero hombre, cargó con nuestros pecados para salvación de nuestras almas, pero también   cumple sus promesas de bendición en aquellos que le buscan con un corazón sincero y humilde.

“Pues Dios no nos ha dado un espíritu de temor, sino un espíritu de poder, de amor y de buen juicio” (2 Timoteo 1;7.9)

Es maravilloso todo lo que el Señor ha provisto para que tengamos una vida victoriosa. Pero lamentablemente las almas de muchos cristianos se encuentran atadas al temor, la inseguridad,  la enfermedad, escases y falta de paz, porque no han entendido que el Espíritu Santo habita en nosotros, por lo tanto, si Dios está con nosotros, nadie, ni nada puede estar en contra nuestra. 

“¿Qué más podemos decir? ¡Si Dios está a nuestro favor, nadie podrá estar en contra nuestra! Si Dios no nos negó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó a la muerte por todos nosotros, ¿Cómo no habrá de darnos también junto con su Hijo todas las cosas? (Romanos 8:31.32)

Este es un tiempo de afirmar nuestra fe, caminar en el amor de Dios, y proteger nuestros corazones de todo aquello que nos arrebate la paz. Permitamos que el dulce amor de Jesús inunde nuestros corazones, llenándonos de fe y esperanza y para mantenernos firmes y victoriosos en este momento que se encuentra la humanidad. 

“Pero en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó”  (Romanos 8:37)

¡El Señor les bendiga!























¡El Señor les bendiga!


Versión Dios Habla Hoy

















jueves, junio 18, 2020

Más que vencedores





Sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, a los cuales él ha llamado de acuerdo con su propósito: A los que de antemano Dios había conocido, los destinó desde un principio a ser como su Hijo, para que su Hijo fuera el mayor entre muchos hermanos. (Romanos 8:28.29)

El planeta se encuentra angustiado y aterrorizado por el virus que lo azota, no es para menos, estamos ante un enemigo invisible que está matando muchas personas de todas la razas, edades y clases sociales, y ha puesto de cabeza a los científicos que  buscan desesperadamente la cura. Vino a trastocar los planes y proyectos de naciones, empresas, organismos, familia y metas personales.

Además de lidiar con un virus mortal, en la mayoría de naciones  se están viviendo dificultades económicas y sociopolíticas muy serias, lo que ocasiona tristeza y desilusión. Todo lo que se vislumbra no es alentador si lo vemos desde el plano natural, pues la maldad avanza llevándose todo de encuentro. Se le ha dado la espalda a Dios, y se ha dado lugar al egocentrismo y a la ambición desmedida que ha enceguecido a muchos, haciendo que se cometan los peores actos de crueldad hacia la misma humanidad. 

Satanás odia a Dios, por lo tanto odia toda su creación.  Satanás desde la fundación del mundo ha tomado el control del ser humano, aprovechándose de la libertad que  Dios  nos dio para decidir. Dios en su gran amor nos dio libre albedrío, pues el amor es libertad, y cada uno de nosotros decidimos quien nos gobierne; si los gobernadores de las tinieblas o el Santo Espíritu de Dios. Por lo que Dios, conociendo las artimañas del enemigo nos da a conocer a quienes nos enfrentamos, y nos enseña  como protegernos.                                                                                  

"Y ahora hermanos,  háganse fuertes en unión con el Señor, por medio de su fuerza poderosa. Protéjanse con toda la armadura que Dios les ha dado, para que puedan estar firmes contra lo engaños del diablo. Porque no estamos luchando contra gente de carne y hueso, sino contra malignas fuerzas espirituales del cielo, las cuales tienen mando, autoridad y dominio sobre este mundo oscuro" (Efesios 6.10.12)

Nada de esto debería estar sucediendo, pues Dios diseñó un plan perfecto para todos nosotros, pero como sabemos, todo tiene un efecto. La desobediencia a lo establecido por Dios tiene gravísimas consecuencias, dando lugar a que demonios tomen el control de las almas separadas de Dios, y sino nos rendimos a Él, nada nos puede salvar. Pero para dicha de nosotros, tenemos a un Dios maravilloso que nos ama tanto, que a causa del pecado envió a  Jesús su único Hijo, para que diera su vida por nosotros,  dándonos la libertad al derramar su Preciosa Sangre en la cruz. Pero no solo basta en creer en Jesús, sino en creerle, obedecerle, amarle, y permitir que sea el Espíritu Santo quien guie nuestras vidas.

"El ladrón viene solamente para robar, matar y destruir; pero yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia" (Juan 10:10)  

Todas las cosas son para bien para los que le aman, suena absurdo que de algo malo pueda salir algo bueno, pero si entendemos que el Señor desea nuestros corazones para bendecirnos y llenarnos de su amor, nos daremos cuenta que solo a través del sufrimiento podemos reflexionar sobre nuestras acciones, y  que por nosotros mismos no somos absolutamente nada. Somos de gran valor,  pero es por el precio que Jesús pago por nosotros, su preciosa Sangre. 

Esta terrible pandemia que está afectando al mundo va a pasar tarde o temprano, pero es una oportunidad que tenemos para un cambio sincero en nuestros corazones, sacar  la amargura, el odio, el resentimiento, el  egoísmo y cualquiera otra maldad que nos separa de Dios, dando oportunidad a la fe, a la paz, pero sobre todo al amor, y de  esa manera nuestras oraciones serán escuchadas,  recibiendo las promesas de bendición y protección que nos han sido dadas.

"Pero en todo esto salimos más que vencedores por medio de aquel que nos amó" (Romanos 8:37)

Somos más que vencedores porque Jesús fue quien venció, no son nuestros méritos o sacrificio alguno de nuestra parte, sino por rendir nuestro corazón al arrepentirnos de nuestras maldades y permitir que Él nos inunde con su amor.


!El Señor les bendiga!


Versión bíblica: Dios Habla Hoy



jueves, diciembre 05, 2019

Siembra y Cosecha



"Les dije: Siembren ustedes justicia y recojan cosecha de amor. Preparen la tierra para un nuevo cultivo, porque es tiempo de buscar al Señor, hasta que Él venga y traiga lluvia de salvación sobre ustedes. Pero ustedes han cultivado la maldad, han cosechado la injusticia y han comido los frutos de la mentira" (Oseas 12.13 )

Cuando se planea cultivar la tierra, y sembrar semillas que produzcan excelentes frutos, es necesario preparar el terreno. Tener conocimiento del proceso a seguir para la preparación, quitar la maleza, remover la tierra y abonarla. Sembrar en tiempo de lluvia, o aportar agua por medio de riego, para que la siembra crezca y produzca el fruto esperado. Sino se tiene la dedicación y el cuidado correcto, la cosecha será mala y escasa,  traerá pérdida.   

Nuestra alma puede ser tierra fértil  o árida,  depende del cuidado se le dé. Si la cultivamos con la búsqueda de Dios; sembrando fe, justicia, bondad, misericordia, paz, gozo y humildad, entonces cosecharemos frutos hermosos de amor. Pero si hacemos lo contrario, y descuidamos el cultivo, y permitimos que la maleza de la duda,  miedo,  soberbia, resentimiento, cobardía, chisme, hipocresía y todo tipo de maldad; la cosecha será el fruto amargo del odio, a causa de haberle dado le espalda a Dios.

En el libro de Oseas, Dios le dio una sentencia a Israel a causa de persistir en pecado. Israel, el pueblo elegido por Dios, al que siempre amó con ternura, le dio a espalda y decidió ir tras falsos dioses, entró orgullo a sus corazones y practicaron todo tipo de maldad. Y a pesar del gran amor por su pueblo, el pecado los separó, pues lo impuro, pecaminoso y desobediente, no puede estar delante  de su presencia, pues Dios es Santo, y su Santidad rechaza la impureza, por lo cual tuvieron que vivir terribles consecuencias.

El Señor les mandó a sembrar justicia, pero sembraron maldad, y el fruto fue la injusticia. La ley de la siembra y cosecha se aplica tanto en el mundo físico, como en el mundo espiritual, es una ley matemática que se cumple a cabalidad. El mundo espiritual recibe todo lo que nosotros sembramos con nuestras palabras y acciones. Debemos examinar nuestras vidas para ver que es lo que estamos sembrando, y que estamos cosechando, se recibe lo que anidamos en nuestra alma y  lo que llevamos a la acción.

" El malvado recibe una paga engañosa; el que actúa con justicia, recompensa efectiva" ( Proverbios 11:18 )

Tarde o temprano el malvado recibe su paga, aunque se jacte que todo le salga bien y se sienta orgulloso de sus logros, todo se le desborona como un castillo de arena, pues todo lo que es construido a base de maldad, de mentiras, de injusticia, de sobornos, negocios ilícitos, adulterio, gobernantes que dominan a los pueblos, abusadores de niños, etc. Al final, la justicia prevalecerá y tendrán lo que merecen aquí en la tierra. Y cuando entreguen sus almas, serán juzgados ante el tribunal de Dios, y sino se arrepienten antes de su muerte, les espera la muerte eterna.

El que ama a Dios y lo honra con su vida, camina en integridad  y actúa con justicia, la misericordia de Dios siempre estará en su vida, y aunque pase por situaciones difíciles y duras pruebas, su fe estará siempre siendo fortalecida y recompensada por su fidelidad y amor, agradables a Dios. La palabra de Dios está llena de promesas para todo aquel que cree en Jesús como su Señor y Salvador, y cree sus promesas, y las activan por medio de la llave de la fe.

" No se engañen ustedes: nadie puede burlarse de Dios. Lo que se siembra, se cosecha . El que siembra la satisfacción de sus malos deseos, de sus malos deseos recogerá una cosecha de muerte . El que siembra la satisfacción del Espíritu, del Espíritu recogerá una cosecha de vida eterna".         ( Gálatas 6:7.8 )

Nadie puede burlarse de Dios, aunque el ama a todos por igual; tanto, que envió a su Hijo para que se salve todo el que crea en Él y le obedezca; la cosecha que recibirá será de acuerdo a lo que sembró. Satanás y sus demonios toman muy en serio los derechos legales que se les dan para controlar las vidas. Cuando una persona le ha dado la espalda a Dios y practica todo tipo de maldad, ha abierto puertas para que esos demonios controlen su vida.

Pero lo maravilloso es que mientras estemos con vida, todo puede cambiar. Lo único que el Señor pide es un arrepentimiento sincero, clamar su perdón y misericordia y apartarse de las malas acciones. Él está presto para derramar su amor y llevarnos por sendas de justicia.

"Y si mi pueblo, el pueblo que lleva mi nombre, se humilla, ora, me busca, y deja su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré sus pecados y devolveré la prosperidad a su país (2 Crónicas 7:14)

Esta promesa que Dios le dio al pueblo de Israel, si se arrepentían, aplica para este tiempo, para toda persona y para cada nación. Hagámosla vida en nosotros, humillémonos delante de su presencia, dejemos el orgullo y la prepotencia a un lado y arrepintámonos de todas las maldades, Dejemos de darle la espalda a nuestro Dios, sin Él no somos nada, somos una hoja que se la lleva el viento. Todo cuanto somos y tenemos, se lo debemos a su amor y misericordia, y lo malo que nos pasa, es por causa de nuestra desobediencia.

" El Señor dice: - Maldito el hombre que aparta de mi su corazón, que pone su confianza en los hombres y en ellos busca su apoyo.  y en ellos busca su apoyo. Será como la zarza del desierto, que nunca recibe cuidados; que crece entre las piedras, en tierras de sal, donde nadie vive" ( Jeremías 17:5-13 ) 

Él desea que todos seamos bendecidos, quiere que vivamos en un país donde se practica la justicia, que se cumplan sus leyes y que todo lo que emprendamos sea prosperado. No pongamos nuestra confianza en ningún ser humano, para que no seamos defraudados, nuestra confianza solo debe estar puesta en nuestro Padre que desea lo mejor para cada uno de nosotros.

Pidámosle a nuestro Dios que nos perdone por sembrar en nuestros corazones toda semilla de maldad, y permitamos que nos transforme para que las semillas que sembremos den frutos de fe, paz,  gozo, pero sobre todo de mucho amor. Pongamos un granito de arena en oración para que nuestro entorno y nuestro país le de el lugar que le corresponde a Dios, y recibamos su bendición.

" Porque tú, SEÑOR, bendices a los justos; cual escudo los rodeas con tu buena voluntad" ( Salmo 5:12 )

¡El Señor les bendiga !



Versión bíblica: Dios habla hoy











viernes, noviembre 29, 2019

Contra toda esperanza...


"Yo sé los planes que tengo para ustedes, planes para su bienestar y  un futuro lleno de esperanza. Yo, el señor lo afirmo. Entonces ustedes me invocarán, y vendrán a mi en oración y yo los escucharé". ( Jeremías 29: 11 )

Esperanza proviene de la palabra esperar, es estar en espera de algo que se cree que va a ocurrir. Es aliada de la fe, pues la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve; para tener esperanza, primero hay que tener fe.

Cuando se cree en una palabra dada por alguien que nos ha prometido algo, entramos en un estado de espera para recibir el cumplimiento de esa promesa. Pero muchas veces no es cumplida  porque el ser humano falla, miente o es de doble ánimo. Promete y después se arrepiente. Hay personas que honran su palabra y la cumplen, pero nunca podrán llenar todas las expectativas, pues como  humano, es limitado.

"Cuando ya no había esperanza, Abraham creyó y tuvo esperanza, y así vino a ser padre de muchas naciones, conforme a lo que Dios le había dicho: Así será el número de tus descendientes. ( Romanos 4:18)

Abraham es el padre de la fe, porque creyó sin cuestionar, ni contradecir a Dios. El Señor le dio la promesa de que de él saldría una innumerable descendencia; siendo él y Sara ancianos, y sin haber tenido hijos, creyó en su corazón y esperó el cumplimiento de esa promesa, de la cual salió la nación de Israel, el pueblo elegido, donde Dios escogió a María, una joven virgen y llena de gracia, para que su Hijo se encarnara en ella y viniera a este mundo como ser humano, siendo así verdadero hombre y verdadero Dios, para salvación de todo aquel que cree en Él, y le obedezca.

"Dios no es hombre para que mienta ni hijo de hombre para que se arrepienta" ( Números 23:19) 

Toda promesa de Dios se cumple, Él es fiel a si mismo y no se retracta. El Padre prometió a su Hijo para salvación del mundo, y lo cumplió. Jesús prometió que enviaría a el Espiritu Santo, y nos fue enviado para consolarnos, guiarnos, darnos su amor, fortalecer nuestra fe,  y la esperanza en las promesas.

" Hay tres cosas que son permanentes: la fe, la esperanza y el amor; pero la más importante de las tres es el amor"    (  Corintios 13:13 )  

Para tener fe y esperanza, primero debemos tener amor, sin amor no somos nada, es el fruto más importante que procede de Dios, Él es amor. Del amor se desprenden los demás frutos. No podemos decir que tenemos fe, si no amamos a Dios, y sino tenemos fe; tampoco tendremos esperanza, pues no sabremos que esperar.

" Pero el Señor los espera, para tener compasión de ustedes; él está ansioso por mostrarles su amor, porque el Señor es un Dios de justicia. ¡Dichosos todos los que espera en Él! ( Isaías 30:18)

El Señor nos ama a todos por igual, no hace acepción de personas; desea que lo amemos, lo honremos, le obedezcamos con humildad de corazón, pues la desobediencia trae consecuencias muy serias. Por tal razón nos ha dejado sus promesas escritas, para que la creamos y esperemos el tiempo que ha designado para cada una de ellas.

Dios es Omnipotente, Omnipresente y Omnisciente; y porque nos conoce, y conoce a nuestro enemigo, espera pacientemente a que nos rindamos a Él, para ser merecedores del cumplimiento de las promesas, pero que Satanás y sus demonios nos arrebatan, cuando nosotros les damos derechos legales, por desobedecer los mandatos que Dios estableció para manifestar su justicia y su poder sobre nuestras vidas.

Debemos mantenernos firmes en la fe y esperar pacientemente, la recompensa es dada a aquellos que tienen la certeza de recibir aquello que esperan.

 " Pero bendito el hombre que confía en mi, que pone en mi su esperanza. Será como un árbol a la orilla de un rio, que extiende sus raíces hacia la corriente y no teme cuando lleguen los calores, pues su follaje está siempre frondoso. En tiempo de sequía no se inquieta, y nunca deja de dar fruto" ( Jeremías 17:7.8 )

Esta es una maravillosa promesa que el Señor ha dado a aquellos que confían y esperan en Él. Un árbol plantado a la orilla de un rio, se desarrolla fuerte y saludable, se alimenta constantemente del agua y sus minerales, sus ramas son fuertes y da mucho fruto. Así nosotros, cuando confiamos plenamente en Él, somos alimentados con su amor, nuestra fe es fortalecida en tiempo de angustia, de enfermedad, de escasez, de crisis familiar, crisis de nación, etc. siempre estaremos confiados, con paz y gozo en nuestro corazón, y aunque la espera sea larga, esperaremos con la plena seguridad que lo que hemos pedido, llegará. 

" Por lo tanto mi Dios les dará a ustedes todo lo que les falte, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús" ( Filipenses 4:19 )

Dios es dueño de todo cuanto existe, nosotros le pertenecemos. Él nos hizo, por lo tanto conoce todas nuestras necesidades espirituales, emocionales, familiares, y materiales. Él desea bendecirnos y suplir la necesidad en cada área de nuestra vida, pero para eso debemos acudir confiadamente ante su trono en el nombre poderoso de su Hijo Jesús, en Él están las riquezas espirituales y también las materiales que nos permiten vivir en este mundo temporal, en el cual quiere que vivamos una vida bendecida y agradable de acuerdo a su voluntad.

"En aquel día ya no me preguntarán nada. Les aseguro que el Padre les dará todo lo que pidan en mi nombre. Hasta ahora, ustedes no han pedido nada en mi nombre: pidan y recibirán, para que su alegría sea completa" (16:23.24)

Es poderoso el legado que Jesús nos ha dejado, podemos acceder al trono del Padre en su nombre, por nosotros mismos no podemos porque nos separa el pecado, pero Jesús pago el precio con su Sangre, para que podamos disfrutar de la gracia a través de su amor, su perdón y la liberación de enfermedades y maldiciones que podemos obtener con la fe, esperando confiadamente que el propósito de nuestras vidas sea completado.

¡ Ten confianza en el Señor! ¡ Ten valor, no te desanimes! ¡Si, ten confianza en el Señor! (Salmo 27:14 )

¡Muchas bendiciones!

Versión Biblia: Dios habla hoy




jueves, septiembre 26, 2019

Venciendo el espíritu de cobardía


"Pues Dios no nos ha dado un espíritu de temor, sino un espíritu de poder, de amor y dominio propio" (2 Timoteo 1:7) 
La cobardía es no afrontar los temores que se alojan en nuestra mente, que nos impiden actuar con valor y determinación en situaciones difíciles que se nos presentan en la vida.
Todos en algún momento de nuestras vidas nos hemos enfrentado a miedos que nos han impedido avanzar en diferentes áreas de nuestras vidas, impidiendo que se viva a plenitud la libertad que se nos ha dado en Jesús.
Es importante que hagamos una retrospectiva de nosotros mismos, para conocernos e identificar los miedos que se han alojado en nuestra alma, y que han hecho que veamos las cosas de una manera equivocada, creando inseguridades, complejos, enfermedades y fracasos. Muchas veces se disfrazan, se justifican y se vive una vida de conmiseración, llena de pena y dolor por las desgracias acarreadas, por no haber tenido el valor de enfrentar el temor.
El temor es un espíritu que tiene dominado al mundo, y aún a los que aman a Dios. Es un espíritu que limita, paraliza, e impide que el propósito de Dios se cumpla en cada vida, induciendo a pecados que esclavizan. Se debe tener conciencia de los miedos profundos para poder enfrentarlos, siendo algunos reales, como es una situación de peligro que nos acecha, en la cual debemos de revestirnos de fe para resistir, pero la mayoría son  imaginarios, que son los que engañan y atan el alma. Hay muchos tipos de miedos, entre ellos está el miedo al rechazo, al menosprecio, la soledad, la burla, la pobreza, la enfermedad, el divorcio, al que dirán, al fracaso, a la muerte, etc. Estos miedos han impedido que hermosos propósitos de Dios en nuestras vidas se hayan paralizado.
El temor es todo lo contrario a lo que Dios nos ha dado, nos dio un espíritu de poder, amor y dominio propio. El poder lo tenemos desde el mismo momento que nos arrepentimos de nuestros pecados y reconocemos que Jesús es quien nos limpia y perdona nuestras transgresiones. El Espíritu Santo habita en nosotros, y es en Él donde está el poder para echar fuera el temor. Somos su templo y no puede habitar en su presencia ningún espíritu contrario a Él. "¿No saben que son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?” (1 Corintio 3:16)
Dios es amor, por lo tanto, su Espíritu nos inunda con su amor. El amor echa fuera el temor, y el amor todo lo cree, todo lo espera y todo lo soporta. Si amamos a Dios como creemos, no debemos dar lugar al temor, pues el amor es confianza total. Si amamos y sabemos que somos amados, debemos caminar en fe, en seguridad y esperanza. "En el amor no hay temor. El temor perfecto echa fuera el temor, pues hay temor donde hay castigo. Quien teme no conoce el amor perfecto."  (1 Juan 4:18)     
Se nos ha dado dominio propio, no hay excusa para no controlar nuestras emociones. Cuando el miedo nos quiere controlar, es cuando debemos hacer uso del dominio propio. El miedo siempre va estar presente, pero lo importante es saber enfrentarlo. Cuando damos el paso de valentía, el Espíritu Santo nos respalda y salimos airosos, hemos vencido al espíritu de temor que quiere desviar del verdadero propósito en nuestras vidas "Por eso pongan el máximo empeño en incrementar su fe con la firmeza." (2 Carta de Pedro 1:5)
"Y no se conformen a este mundo, sino transfórmense mediante la renovación de su mente, para que verifiquen cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, agradable y perfecto. (Romanos 12:2)
Dios nos ha dado voluntad y dominio propio, depende de nosotros si deseamos ser libres de la cobardía. Nos ha dado armas espirituales para vencer a los demonios que luchan por destruirnos. El Padre sabe muy bien a quien nos enfrentamos día a día, pero no nos dejó desprovistos, nos dio poder y autoridad en el nombre de su Hijo Jesús para levantarnos en victoria. Él espera que entendamos y vivamos de acuerdo a lo que ya hizo por nosotros. "Pero demos gracias a Dios que nos da la victoria por medio de Cristo Jesús, nuestro Señor" (1 Corintios 15:57)
Fuimos creados para ser libres, no debemos permitir que el temor tome el control de nuestras vidas y nos haga creer que estamos en fracaso. Jesús vino para que tengamos vida, y vida en abundancia. Pagó un precio muy alto en la cruz para redimirnos, y también para liberarnos del yugo de la esclavitud. Contristamos al Espíritu Santo cuando caminamos en derrota a causa del temor, pues es señal de una vida que no está cimentada en la fe y en el amor de Dios. Así que tomemos la autoridad que nos ha sido concedida, y levantémonos en victoria en el nombre de Jesús, para que nuestro Dios sea glorificado.
"El Señor es mi luz y mi salvación. ¿A quién he de temer? Amparo de mi vida es el Señor. ¿Ante quién temblaré? (Salmo 27:1)

¡El Señor les bendiga!




Biblia Latinoamericana

miércoles, julio 24, 2019

La espada de doble filo



     "Porque la palabra de Dios tiene vida y poder. Es más cortante que cualquier espada de dos filos, y penetra hasta lo más profundo del alma y de espíritu, hasta lo más íntimo de la persona, y somete a juicio los pensamientos y las intenciones del corazón". (Hebreos 4:12)


La espada es un arma de metal, larga y puntiaguda; algunas tienen filo solamente de un lado, y otras son de doble filo. Se utilizaban para defensa o ataque al enemigo en épocas pasadas, por lo general la herida de esta arma es mortal.

El autor del libro de los Hebreos compara la palabra de Dios con una espada de doble filo, pues así como la espada de metal corta profundamente el cuerpo, así es la palabra escrita inspirada por Dios. Cuando decidimos conocer sus mandatos y profundizar sus promesas con la asistencia  del Espíritu Santo, su palabra penetra hasta lo más profundo de nuestra alma y espíritu, y nos hace entender el sentido de la vida, nuestro propósito y el de la humanidad.

La palabra de Dios es una espada, porque está llena de poder. Todo cuanto existe fue creado por la palabra que salió de la boca de Dios, y con ella nos redarguye de pecado, pues nos revela lo bueno y lo malo ante sus ojos, y las consecuencias de la desobediencia. 

"Por eso tengan cuidado de no rechazar al que nos habla. Pues los que rechazaron a Dios cuando él les llamó la atención aquí en la tierra, no escaparon. Y mucho menos podremos escapar nosotros, si le damos la espalda al que nos llama la atención desde el cielo".(Hebreos 12:25)

Es importante diferenciar el creer en Dios, y en creerle y vivir de acuerdo a su palabra. Dios nos ama y desea que le obedezcamos, así como también nosotros amamos a nuestros hijos y deseamos que nos obedezcan para evitarles males futuros, así el Señor nos quiere evitar las consecuencias del pecado. La biblia está llena de promesas para sus hijos, aquellos que lo aman con corazón sencillo y le creen sin cuestionar, ni acomodar su palabra de acuerdo a lo que se quiere creer y desechar lo que a nuestro parecer no nos conviene.

"Si de veras obedeces al Señor tu Dios, y pones en práctica todos sus mandamientos que yo te ordeno hoy, entonces el Señor te pondrá por encima de todos los pueblos de la tierra"( Deuteronomio 28:1)

Dios estableció leyes al pueblo de Israel para que vivieran de acuerdo a sus estatutos y recibieran todas las bendiciones que había prometido, pero la desobediencia los llevó a la esclavitud.
"Él Señor te enviará maldición, confusión y angustia en todo lo que hagas, y en muy poco tiempo te destruirán por completo, por haberlo abandonado con tus mala acciones" (Deuteronomio 28:20)

Estas promesas que Dios dio a Israel, también se aplica hoy para todas las naciones de la tierra, tristemente la mayoría de las naciones le han dado la espalda, desobedeciendo y adorando a otros dioses, y las consecuencias las vemos día a día. El mundo se está yendo al despeñadero, el orgullo impide ver que todo lo que somos y tenemos proviene de Dios, Él es la fuente de la sabiduría y el conocimiento, pero el hombre en su necedad niega su existencia creyéndose superior al dueño del universo y de todo cuanto existe.

Dios es un Padre misericordioso y aún nos tiene paciencia. Así como se ha cumplido su palabra a lo largo de la historia, se cumplirá hasta la última promesa que nos ha sido dada. En Jesús está nuestra victoria, Él venció al adversario, y los que lo amamos sabemos que su sangre es el precio que pagó por nuestra libertad y salvación. Satanás sabe que está vencido y por tal razón está provocando todo tipo de maldad, incitando al caos, confusión, odio, desánimo, enfermedades, y siempre está empeñado en desprestigiar a los que aman y sirven a Dios.


"El diablo se acercó entonces a Jesús para ponerlo a prueba, y le dijo: -Si de veras eres Hijo de Dios, ordena que estas piedras se conviertan en panes. Pero Jesús le contestó: La escritura dice: -"No solo de pan vivirá el hombre, sino también de toda palabra que salga de los labios de Dios" (Mateo 4:3:4) 


Cuando entendemos el poder de la palabra, hemos logrado la autoridad que Dios nos ha delegado a través de su Hijo, y nada, ni nadie podrá contra nosotros. "Pues Dios no nos ha dado un espíritu de temor, sino un espíritu de poder, amor y buen juicio" (2Timoteo 1:7)  Este versículo es maravilloso!!! Pongámoslo en práctica, pero creyendo con un corazón sencillo y sincero, y veremos fluir el poder, el amor y dominio propio a través de nosotros. Jesús es la palabra encarnada para la salvación del mundo. "En el principio ya existía la palabra; y aquel que es la palabra estaba con Dios y era Dios (Juan 1:1)

Dios envió a su Hijo porque quiere que tengamos vida eterna juntamente con Él, pero también nos puso en este mundo maravilloso, sin embargo Satanás ha tomado el control y ha establecido su reino para quienes le siguen, pero el Padre le ha concedido a su Hijo todo el poder, el honor y la gloria. Jesús dio su vida por nosotros, pero resucitó y está sentado en su trono a la derecha del Padre  esperando por los suyos, y mientras estemos en este planeta, debemos disfrutar de todas las promesas que nos han sido concedidas, y así poder establecer su reino de amor, fe, gozo y paz.

Jesús no nos dejó solos, nos dejó su Santo Espíritu. Su Espíritu nos revela la palabra, pero lo contristamos cuando vamos en contra de su voluntad. Él sabe lo que nos conviene, y nos asiste cuando le damos el primer lugar en nuestras vidas, en Él está el poder que Jesús dijo que nos había dado y da entendimiento a nuestro espíritu, para comprender lo que nuestro intelecto no puede. Así que aprendamos a usar la espada de doble filo que es la palabra de Dios para derrotar al enemigo que se nos presenta en toda circunstancia y en toda forma.
  



¡Dios les bendiga!









Nota: Versículos tomados de la versión  "Dios habla hoy" 

viernes, septiembre 21, 2018

Presentación de libro



Les presento mi primer libro "COMO CRIAR HIJOS SEGUROS EN TIEMPOS DIFICILES" en versión impresa (bajo demanda) y digital, disponible en Amazon.

El Señor les bendiga!!!


https://www.amazon.com/CRIAR-SEGUROS-TIEMPOS-DIF%C3%8DCILES-Spanish/dp/1723741973/ref=sr_1_1?s=books&ie=UTF8&qid=1537557230&sr=1-


martes, julio 31, 2018

La dignidad de los hijos de Dios


¿Qué es dignidad? Dignidad es cuando se está  consciente del valor que se tiene como ser humano, hay respeto para sí mismo y para los demás. Se tiene la libertad de pensar, crear y superarse, y no se permite ser  controlado,  humillado, ni despreciado.
Todo ser humano es digno, tiene derecho a ser valorado y respetado. Esa es la voluntad de Dios y el plan perfecto que diseñó para la humanidad, pero fue trastocado a causa del orgullo, la ambición, y el egoísmo que entró al mundo a causa de la desobediencia a nuestro creador.

Cada uno de nosotros somos una gran obra maestra creada por Dios, pero al habernos separado de Él a causa del pecado, el enemigo, que es Satanás, vino a torcer en la humanidad la verdad, haciendo creer en algunos que son tan indignos que merecen todo lo malo que les ocurre, hasta el punto de ser manipulados y humillados, permitiendo que se arraigue el espíritu de inferioridad y conformismo. Y en otros, les hace  creer que son todopoderosos y que están destinados a controlar y avasallar la vida de los demás.

Dios es eterno y su palabra permanece para siempre, no es de doble ánimo, es firme, fiel y justo,  y su  amor es inquebrantable. Todo lo que Él creó, lo hizo con amor, y al ser humano lo hizo a su imagen y  semejanza para  su deleite,  y para que el hombre y la mujer se regocijaran con su presencia. “Entonces dijo: “Ahora hagamos al hombre a nuestra imagen. El tendrá poder sobre los peces, las aves, los animales domésticos y los salvajes, y todos los  que se arrastran sobre el suelo’ Cuando Dios creó al hombre, lo creó a su imagen; varón y mujer los creó” (Génesis 1: 26.27).   Dios le dio autoridad al hombre y a la mujer para que señorearan la tierra, nunca dijo que unos iban a señorear sobre otros  y los harían sentir inferiores, ni que los humillaran, mucho menos manipularan.

Si fuimos hechos a su imagen, es porque Él nos considera muy importantes, especiales y únicos. Por tal razón, Satanás nos odia, pues odia a Dios y odia su perfecta creación, nosotros. La mayoría de las personas no se dan cuenta de eso, y se dejan seducir por sus mentiras disfrazadas, con las cuales ha hecho caer gran parte de la humanidad desde que el mundo fue creado, y sigue actuando de la misma manera, utilizando al mismo ser humano para llevar a otros a la esclavitud, pobreza, miseria, humillación, opresión, muerte y destrucción. Satanás en su afán de querer igualarse a Dios, quiere demostrar su poder en aquellos que se le han sometido, pero todo lo que el ofrece es todo lo contrario a los bendiciones que Dios da a sus hijos, pues él vino a engañar para llevar almas al infierno. Por eso Jesús nos dice en Juan 10:10: “El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”.   

“Pues Dios amó tanto al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo aquel que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna. (Juan 3:16). ¡Qué amor tan grande e inmerecido nos tiene Dios! Después que le hemos fallado, le dimos la espalda y optamos por el pecado, aún nos sigue amando, a tal punto que envió a su Hijo amado a pagar el precio por nosotros, y Jesús pagó un precio muy alto al derramar su preciosa sangre que nos limpia del pecado y nos permite tener comunión con el Padre a través de Él. Somos tan valiosos, que Jesús dio su vida por nosotros, para que tengamos una vida plena, pues la palabra de Dios está llena de promesas para sus hijos, aquellos que le han abierto su corazón  de par en par, y se han arrepentido de rechazarle y desobedecerle, y han creído en Jesús como su Señor y  salvador.

Aquellos que se consideran hijos de Dios por creer en su Hijo Jesús, amarle y obedecerle,  han recibido una maravillosa promesa, el Espíritu Santo. Él habita en cada uno, somos su templo donde Él habita para defendernos, guiarnos y darnos la dignidad de hijos de Dios. “¿Acaso no saben ustedes que son templo de Dios, y que el Espíritu de Dios vive en ustedes? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él, porque el templo de Dios es santo, y ese templo son ustedes mismos” (1 corintios 3:16,17).

“Porque Dios no nos ha dado un espíritu de temor, sino un espíritu se poder, de amor y de buen  juicio” (2 Timoteo 1:7). No somos nosotros, es el Espíritu Santo que nos da el poder a través de la fe para vencer cualquier circunstancia. No debemos temerle a nada, ni a nadie, si Dios está con nosotros, ¿quién contra nosotros? Somos libres por la sangre de Jesús. El Espíritu Santo pone el amor en nuestros corazones y el dominio propio a nuestras debilidades. No solo basta creer en Dios, hay que creerle, para eso es importante conocer su palabra. 

Cuando tenemos claro quiénes somos como hijos de Dios, es cuando se eleva nuestra dignidad. Debemos caminar en humildad, pero sin permitir que se confunda con falta de carácter o miedo. La humildad es reconocer que toda la gloria es para Dios, estamos llamados a amar, servir, y trabajar,  pero sin comprometer nuestra dignidad.
Les animo a conocer, creer y vivir la palabra de Dios, para experimentar todos los  derechos que nos han sido otorgados como hijos de Dios.

¡¡Bendiciones!!


Nota: Versículos tomados de La Biblia versión “Dios habla hoy”